
El Gran Circo Estatal de Moscú, también conocido como Circo Bolshoi, es uno de los mayores hitos del espectáculo circense mundial. Inaugurado en 1971, se convirtió en el circo más grande del mundo, tanto por su monumental arquitectura como por su innovador enfoque técnico y artístico. Ubicado en la avenida Vernadsky de Moscú, este coloso cultural no solo ha deslumbrado a generaciones de espectadores por su espectacularidad, sino que ha funcionado como laboratorio escénico, escuela de excelencia y símbolo de la tradición circense rusa llevada a su máxima expresión. Con una capacidad para más de 3.300 personas y un auditorio de 36 metros de alto, el Bolshoi es una obra maestra de la ingeniería aplicada al arte vivo.
Con el Raluy vamos a conocer en profundidad todo lo relaconado con este histórico circo ruso.
Un gigante técnico y artístico sin precedentes
El edificio que alberga el Circo Bolshoi fue proyectado con una visión clara: crear un espacio circense permanente, autosuficiente y preparado para acoger los espectáculos más ambiciosos del mundo. Su elemento más distintivo es su plataforma escénica hidráulica, situada a 18 metros bajo tierra, que permite alternar entre cinco pistas distintas: una pista ecuestre tradicional, una pista de hielo, una piscina para números acuáticos, una plataforma mágica con trampillas y mecanismos ocultos, y una pista iluminada para efectos especiales. Esta tecnología escénica, aún hoy considerada revolucionaria, permite realizar cambios de pista en cuestión de minutos sin detener el espectáculo.
El auditorio circular tiene un diámetro de más de 50 metros y una cúpula que alcanza casi los 30 metros de altura. Esta amplitud permite desarrollar números de gran envergadura técnica, como los columpios aéreos, los vuelos acrobáticos, las entradas ecuestres múltiples y los números sincronizados de masas. El conjunto del recinto está optimizado para la visibilidad, el sonido y la seguridad, lo que permite combinar complejidad técnica con elegancia escénica. En términos estructurales y escenográficos, el Gran Circo Estatal de Moscú es un modelo insuperable que ha inspirado a arquitectos, productores y directores de todo el mundo.
Una compañía de élite y proyección internacional
El Bolshoi cuenta con una compañía permanente de varios cientos de artistas altamente cualificados: acróbatas, gimnastas, jinetes, malabaristas, payasos, músicos y técnicos especializados. Muchos de ellos han sido formados en las mejores escuelas de arte circense de Rusia y han ganado premios internacionales en festivales como el de Montecarlo o el Festival Mundial del Circo de Demain en París. Algunos artistas destacados del Bolshoi han formado parte de giras internacionales bajo el nombre de “Gran Circo de Rusia”, visitando países como Perú, México, Argentina, Francia o Japón. Entre ellos destacan la Troupe Prilepin, especializada en acrobacias aéreas y sincronizadas; la payasa Oksana Awkward, reconocida por su humor visual y teatral; y los impresionantes columpios de la familia Pronin, que han llevado el vértigo al límite.
En los últimos años, la dirección del circo —encabezada por figuras como Edgard y Askold Zapashny— ha impulsado una renovación integral de las instalaciones, incluyendo mejoras técnicas, nuevas escenografías y un enfoque más contemporáneo de la dramaturgia circense. Se han creado nuevas producciones originales y se ha lanzado el prestigioso festival “Idol”, que reúne a lo mejor del circo mundial en Moscú. Desde 2018, el circo está gestionado directamente por el Ayuntamiento de Moscú, lo que garantiza estabilidad institucional e inversión continuada en infraestructura.
El Gran Circo Estatal de Moscú no solo mantiene viva la esencia del circo clásico, sino que la proyecta hacia el futuro con una combinación magistral de tradición, innovación y excelencia artística. En su pista, el arte circense no es solo espectáculo: es una forma de cultura viva, monumental y profundamente enraizada en la identidad rusa.
