El invierno de 1911 les alcanzó en Carcasona (Francia), y el 11 de febrero de aquel año vio nacer a su hijo, Luis Raluy Iglesias. Este acontecimiento cambió la visión del futuro de Francisco, ya eran una familia.
De regreso a España se asentaron en Sant Adrià de Besos, a dos pasos de Barcelona, Concretamente en la calle Cervantes del barrio de La Catalana de Sant Adrià de Besòs. Luis creció escuchando las historias de la vida de saltimbanqui del padre, sintiendo la pasión por el circo creciendo con el.
Desde muy joven se dedicó a la gimnasia, solía frecuentar las playas de la Barceloneta para entrenar acrobacias y barras fijas. La desembocadura del Besòs y la playa del Camp de la Bota eran sus lugares de entreno, por allá en los años 30 del pasado siglo. En esa época era conocido como “El Tigre de Sant Adrià”.
Casualmente el barrista Juanito Siles pasó en busca de un tercer elemento para recomponer su trío después de la baja de un compañero. De ese modo Luis Raluy volvió a pisar las huellas del padre, pero con resultados impresionantes. Se integró en los célebres números de barras de los Oliveras y los Keistone, paseándose por las pistas europeas más prestigiosas de entreguerras.
Cuando estalla el segundo conflicto mundial, el lugar mas seguro vuelve a ser su hogar en Sant Adrià del Besos, así vuelve a Cataluña.
En la barcelonesa calle del Conde de Asalto (hoy Carrer Nou de la Rambla), se encuentra, hasta hoy en día, el London Bar. En aquellos años el local es la sede y el refugio de los artistas españoles. Allí, entre sus paredes adornadas de fotos en blanco y negro y el humo de los cigarrillos se hablaba de historias y técnicas circenses, retos y lecciones… sueños.
El London, cantera de artistas, se convirtió en una verdadera agencia, Luis Raluy era un asiduo frecuentador del local y muy rápidamente encuentra contratos en los mejores circos españoles de aquellos años: Feijóo, Royal, Amoros Silvestrini…
Durante aquellas giras conoce a su esposa, la Igualadina Marina Tomàs Jorba.
Entre gira y gira, espectáculo y espectáculo, los dos ven nacer a sus hijos en Sant Adriá: Luis, Carlos, Eduardo y Francis.
Luis padre es un hombre trabajador, ambicioso y creativo. El mismo construye su cañón de aire comprimido y se convierte en uno de los primeros Hombre Bala europeos.
A partir del final de la segunda guerra mundial, este numero le proyecta a la fama de los mejores circos europeos: Cirque d´Hiver de Paris, Cirque Bouglione, Chipperfields Circus, Cirque Amar. Entre tanto Carlos Luis y Eduardo se convierten en jóvenes acróbatas de talento, tomando el relevo del padre en las Barras Fijas.
En 1960 la familia Raluy parte, gracias a un contrato con el Circo Brasil, en una gira mundial que les llevará desde Madagascar hasta la isla de la Reunión siguiendo en Dar es Salan, Lago Victoria, Kampala, Nairobi, Kilimanjaro, Mombasa, Isla Kaulin y Hong Kong.
De regreso a Barcelona la familia Raluy es victima las inundaciones del 1963, que se lleva todas sus propiedades y los ahorros de años de trabajo.
Pero Luis Raluy no se deja hundir por los acontecimiento. Los números de barras fijas, de hombre bala y su ultima invención: el Triple Salto Mortal en Automóvil, vuelven a entusiasmar al público que llena el graderío de los circos Moira Orfei (Italia, años sesenta), Toni Boltini (Holanda, 1968-69) y Amar (Francia, 1970-71).