Un viaje por el tiempo. El Circo Raluy en El Periódico. Imagen del espectáculo.

Un viaje por el tiempo. El Circo Raluy en El Periódico

El Periódico de Catalunya ha dedicado una completa noticia sobre lo que representa la experiencia de visitar el Raluy, ofrecemos un resumen de la misma.

Una aventura familiar donde el asombro y la emoción hacen de guía

En una época donde la rutina y el clima poco predecible alteran hasta a los más pequeños, pocas propuestas culturales consiguen atrapar la atención de toda la familia con tanta fuerza como lo hace el Circo Histórico Raluy. Instalado en el Port Vell hasta el 16 de febrero, este espectáculo ofrece mucho más que una función de circo: propone un auténtico viaje en el tiempo, un recorrido sensorial y emocional por la esencia del entretenimiento clásico reinventado con maestría.

Desde el primer paso dentro del recinto, el visitante se siente transportado a otra época. Los carruajes antiguos, la decoración vintage, las tiendas con encanto y la cercanía de los artistas conforman la antesala de una experiencia única. Todo está pensado para que niños y adultos comiencen su particular travesía antes de que arranque el espectáculo.

Un recorrido lleno de humor, acrobacias y momentos inolvidables

El espectáculo comienza con una cuenta atrás llena de emoción. El ambiente se carga de expectación mientras las luces, el humo y la música crean una atmósfera mágica. En ese instante arranca una auténtica aventura escénica.

Uno de los protagonistas indiscutibles es Sandro Roque, un personaje travieso que conecta de inmediato con los más pequeños gracias a su humor espontáneo, malabares y juegos visuales. Su presencia marca el ritmo del espectáculo y sirve de hilo conductor entre los distintos números.

Entre los momentos más aclamados por el público se encuentra la actuación de la acróbata aérea, que desafía la gravedad con movimientos elegantes sobre telas suspendidas, dejando al público sin aliento. La elasticidad, la técnica y la belleza del número provocan exclamaciones de asombro y aplausos espontáneos.

Otro instante memorable llega con Sharon y sus aros, que demuestra una coordinación espectacular mientras hace girar decenas de hula hoops. La música de época que acompaña su actuación añade un toque nostálgico a esta etapa del viaje.

Un desfile de personajes y habilidades extraordinarias

El espectáculo sigue avanzando como si cada número representara una parada en una travesía fantástica. En una de ellas, aparece un personaje que parece salido de un cuento: una princesa acompañada por un enigmático ser verde que recuerda a criaturas míticas del cine. La sorpresa llega cuando este supuesto “monstruo” revela sus habilidades como contorsionista, desafiando todos los límites del cuerpo humano.

En otra escena, un forzudo de aspecto imponente, Arthur Robinson, asombra con demostraciones de fuerza bruta: dobla metales, carga estructuras y recibe incluso una bala de cañón sobre su pecho. Esta etapa del viaje genera una mezcla de tensión y fascinación, especialmente entre los más pequeños, que lo observan con los ojos bien abiertos.

Magia, ilusión y un homenaje final cargado de emoción

Tras una breve pausa para explorar los alrededores y fotografiarse junto a los históricos elementos de la compañía, la segunda parte del espectáculo retoma el pulso con nuevos números. Los malabaristas Colombaioni llevan sus habilidades al límite, mientras el público contiene la respiración con cada maza que lanzan al aire y cada estructura que mantienen en equilibrio.

Una de las escenas más impactantes es la del títere humano, una figura que recuerda a Pinocho y que es manipulada con cuerdas como si realmente careciera de articulaciones. Esta ilusión escénica es tan convincente que genera asombro e inquietud a partes iguales.

El clímax de este viaje escénico llega con el número que da título al espectáculo: Un viaje por el tiempo, protagonizado por el mago Jimmy Sailon. Sobre un triciclo iluminado y con una puesta en escena deslumbrante, Jimmy aparece y desaparece, juega con el fuego, las sombras y la complicidad del público. Es el cierre perfecto para una jornada donde el tiempo parece haberse detenido.

Una despedida que deja huella

Cuando los artistas se despiden del público, aún queda espacio para una última sorpresa: un epílogo que emociona y rinde homenaje al fundador de esta emblemática compañía, Carlos Raluy, recientemente fallecido. Es un momento íntimo y sentido, que añade una dimensión humana y emotiva a toda la función.

Al salir de la carpa, los artistas esperan para hacerse fotos con quienes lo deseen. Es el broche final de este viaje, una experiencia completa que combina tradición, innovación, humor y nostalgia, todo envuelto en un espectáculo hecho con mimo, dedicación y enorme talento.

Disfrutar del Circo Histórico Raluy no es simplemente asistir a un show, es emprender un viaje en familia, redescubrir la magia del circo y dejarse llevar por una historia contada con cuerpos, luces y emociones. Un viaje que no requiere maletas, solo ganas de asombrarse.