Los remolques del Raluy, dispuestos en círculo al estilo de los antiguos campamentos del Oeste, forman una barrera protectora alrededor de la gran carpa, verdadero corazón del espectáculo.
Los carromatos de circo son auténticas viviendas rodantes, con molduras de madera y apariencia de viejos vagones de tren, fueron en su mayoría rescatadas de la Europa del Este tras la caída del bloque soviético en los años noventa.
En conjunto, recrean una atmósfera de otros tiempos, evocando el circo clásico que durante décadas deslumbró a generaciones enteras de niños y adultos.
Este artículo, fruto de una entrevista realizada por la revista Solo Camión a William Giribaldi, pone en valor la consideración del Circo Histórico Raluy como un auténtico museo ambulante, único en su género en Europa.

Historia sobre ruedas
El origen de esta estética particular se remonta a principios de los años noventa, cuando Carlos Raluy decidió transformar el circo familiar, fundado en 1972, en un museo itinerante. Su pasión por las antigüedades y la nostalgia por lo clásico lo llevó a iniciar una colección que terminaría siendo la seña de identidad de la compañía. Tras adquirir un primer coche antiguo, siguieron carromatos, camiones y caravanas que pronto se incorporaron al paisaje del circo.
La caída del comunismo en Europa del Este abrió la puerta a un hallazgo inesperado: circos estatales que liquidaban su patrimonio rodante. Entre 1994 y 1999, Carlos Raluy emprendió numerosos viajes a la República Checa, Polonia o Alemania del Este, donde adquirió piezas únicas. Una vez trasladadas a Cataluña, un equipo de carpinteros y carroceros se encargaba de restaurarlas y adaptarlas, devolviéndoles la vida con un nuevo propósito circense.
Una flota con alma
Hoy, los artistas del Circo Histórico Raluy conviven en vehículos antiguos reacondicionados, rodeados de los mismos carromatos que durante décadas acompañaron a artistas nómadas en sus giras. La caravana incluye un Pegaso, varios Mercedes, un Magirus, un Scania y hasta un Latil furgón de 1911, utilizado actualmente como taquilla. A excepción de un par de vehículos modernos destinados a la carga pesada, todo el conjunto se desplaza con estos clásicos.
Aunque no son ágiles en carretera, la compañía ha organizado un sistema eficiente de traslados: la caravana, formada por 16 camiones y 19 remolques, recorre distancias cortas, unos 50 kilómetros cada dos semanas, alcanzando alrededor de 1.500 kilómetros al año. Esta medida reduce el desgaste y facilita las labores de mantenimiento, lo que permite conservar intacta esta flota que es patrimonio histórico en movimiento.
El valor de la nostalgia
En el ámbito artístico, el Raluy se renueva en cada temporada, incorporando números innovadores. Sin embargo, en lo estético mantiene su esencia. La compañía se ha negado a transformarse en un espectáculo de estética contemporánea al estilo del Cirque du Soleil. La nostalgia y la autenticidad siguen siendo su sello.
La colección de vehículos y piezas clásicas no se agota en lo visible. Entre los tesoros que esperan restauración se encuentran un Magirus de bomberos con carrocería de madera y un autobús de dos pisos. También destacan dos carrozas gitanas de principios del siglo XX, con ruedas de madera, consideradas auténticas reliquias del patrimonio circense europeo.
Para William Giribaldi y el equipo, cada pieza encierra un relato: artistas que vivieron en ellas, escenarios que recorrieron en la Europa de posguerra y aventuras compartidas sobre ruedas. Es, en definitiva, el sabor de la nostalgia, una forma de viajar al pasado mientras se mantiene vivo el presente del circo.
El circo que sueña un niño
Carlos Raluy lo expresó con claridad en una entrevista años antes de su fallecimiento: “Un niño, cuando piensa en el circo, no imagina tráilers y caravanas modernas. Sueña con carruajes tirados por caballos que recorren las aldeas. Con el Circo Histórico Raluy he querido crear ese tipo de circo, el que sueña un niño”.
En la actualidad, su misión puede considerarse cumplida. El Circo Histórico Raluy es, todavía hoy, un museo viviente que combina la emoción del espectáculo con el respeto por la tradición, manteniendo viva la esencia del circo clásico de toda la vida.
Para vivir el espectáculo del circo, compra ya tus entradas y disfruta de la magia del Circo Raluy.