8.000 gracias a Girona por la fantástica acogida que nos habéis regalado durante vuestras “Fires de Girona”. Es un placer muy especial para nosotros estar allí y volver. ¡Nos vemos en la próxima!
Escribimos esto camino de Sant Boi de Llobregat, donde nos instalamos en una plaza bonita y acogedora, donde estaremos hasta el 27 de noviembre y… ya os lo adelantamos ahora… después, ¡rumbo a Terrassa! donde estaremos todo el mes de diciembre con las fiestas de Navidad y Reyes.
No olvides comprar tus entradas online del Circo Raluy.
La vida itinerante del Circo Raluy: magia vintage que viaja de ciudad en ciudad
En un mundo dominado por lo digital, el Circo Raluy mantiene viva una tradición centenaria: la del espectáculo en carretera, el arte ambulante que transforma plazas y descampados en escenarios de ensueño. Con su inconfundible estética vintage y su inquebrantable vocación por emocionar, esta compañía familiar recorre municipios de toda Cataluña –y más allá– sembrando ilusión allá por donde pasa.
La vida del Circo Raluy es itinerante por definición. No hay un teatro fijo ni una butaca reservada. Cada semana, el circo desmonta su carpa, recoge sus caravanas históricas y emprende un nuevo destino. Esta dinámica, lejos de ser una carga, es el motor de su magia. Cada nueva ciudad representa un reencuentro con su público, un nuevo aplauso, una nueva sonrisa infantil.
Instalado durante unos días en plazas emblemáticas o rincones acogedores, el Raluy convierte el espacio urbano en un lugar fuera del tiempo. Su propuesta no depende de artificios modernos: se nutre de la elegancia del circo clásico, de la cercanía de los artistas, del crujir de la madera bajo los pies del espectador. La experiencia es sensorial y profundamente emocional.
Las familias encuentran en el Circo Raluy un respiro del ritmo cotidiano. Para los más pequeños, es un descubrimiento; para los adultos, una vuelta a la infancia. Trapecistas, equilibristas, clowns y músicos conviven sobre la pista en un espectáculo cuidado al detalle, donde lo vintage no es una moda, sino una forma de entender el arte.
Más que un circo, el Raluy es una caravana de emociones en movimiento. Lleva alegría de pueblo en pueblo, recordando que la magia no está en los efectos especiales, sino en el talento humano, el esfuerzo colectivo y la capacidad de soñar, incluso con los pies en la tierra.